20 de abril de 2009

Alfonsina Storni en Colonia del Sacramento







Este elegante primer artículo, muy documentado y de gran profundidad, trata el tema del suicidio y la muerte en Alfonsina, y arroja abundante luz sobre el asunto que nos interesa particularmente de acuerdo al propósito expuesto antes: la relación de la poetisa con la ciudad de Colonia del Sacramento, en cuanto a sus visitas y estadías en ella. Su autora desentierra y analiza una hermosa y significativa poesía de Alfonsina dedicada a esa ciudad, y de paso nos aclara algunas cosas sobre su curiosa y poco conocida relación amorosa con nuestro Horacio Quiroga, a quien Alfonsina dedica una poesía post mortem en la que apoya y justifica su decisión suicida, ocasionada por los mismos motivos que la suya poco tiempo después. ¿Habrá influido en Alfonsina el ejemplo de Quiroga?
(C.A.)


Mujeres: poesía y pasión
Trazas:
Alfonsina Storni (1892-1938): en un “Más allá” de las fronteras temporales
Dra. Luz María Porras
[1]

“Viejo Tortoni,
desde esta esquina
que oigo latir
la voz de Alfonsina...”
Eladia Blazquez y Héctor Negro
[2]

Haciendo referencia a la designación de estas Jornadas “Trazas...”, acude a mi memoria el nombre de un libro de Lillian Hellman “PENTIMENTO"
[3].
En la contratapa hay un texto que aclara el sentido del término figurado a través del diseño de la tapa. En ésta vislumbramos un cuadro pintado con dos rostros, uno en primer plano; el de una mujer joven, moderna (infiero que se trata de la autora) y en el fondo una figura borrosa de un hombre, con ropajes antiguos. Este cuadro diseñado representa el relato del significado del título asignado a su libro, que reproduzco a continuación:
La antigua pintura al óleo, al correr del tiempo, pasa en ocasiones a ser transparente. Cuando esto sucede, es posible, en algunos cuadros, ver los trazos originales: aparecerá un árbol a través del vestido de una mujer, un niño abre paso a un perro, un barco grande ya no se ve en un mar abierto. A esto se le llama PENTIMENTO, porque el pintor se “arrepintió” cambió de idea. Quizás también sería correcto decir que la primitiva concepción, reemplazada por una preferencia posterior, es una manera de ver y luego ver una vez más.
Esto es cuanto quiero decir respecto a la gente que aparece en este libro. Ahora la pintura ha envejecido y he querido ver lo que fue para mí una vez y, lo que es para mí ahora.”
Ahora que ha pasado el tiempo, he podido ver en mis recuerdos, “lo que fue para mí una vez” y lo que hoy hago con las ocurrencias (Einfall), de esas trazas al construir este texto con ellas y con préstamos de otros. Trazas que prefiguran andamios, en donde la memoria inconsciente hace su juego.
La escritura le pertenece al escritor pero el libro toma sentido y apropiación del lector.” señala Green (p.33, 1992), ya que cada uno se verá “atrapado” a su manera por el texto que lo involucre.
El escritor recorre caminos varios que van del “cuaderno de notas” en donde la letra en su inmediatez toma cuerpo para un destino aún incierto.
La autobiografía bordea el campo biográfico y la autoficción, cuando ésta se desprende de lo biográfico, es que nos encontramos con las trazas, huellas, pentimentos.
La escritura de la poesía
, tiene un plus en la lectura, ya que ella se transforma en portavoz al corporizarse en la cadena del aire musical de la transmisión oral.
Los lectores conservan el “reservorio de trazas”, que encontraran su oportunidad de surgir al modo de “ocurrencias, restos diurnos”, como los que hoy acuden a mi mente. Ante mi asombro han venido surgiendo espontáneamente mientras estoy escribiendo:
—“Yo sé un himno gigante y extraño que anuncia en la noche del alma una aurora y estas páginas son de este libro cadencias que el aire dilata en las horas... (J.A. Bécquer)
—“Que es esto, prodigio, mis manos florecen, rosas, rosas a mis dedos crecen...” (J. De Ibarbourou)
—“Eros no sentiste nunca piedad de las estatuas, se dirían crisálidas de yo no sé que formidable raza, en una eterna espera inenarrable...” (D. Agustini)
—“El sol se va a Buenos Aires por la vereda del río, Colonia vuelve a su nombre deroga todo lo mío...” (Hemerson Klappenbach)
Probablemente éste podría haber sido el título del trabajo, ya que se haya vinculado, a la vida de Alfonsina en sus estadías en Colonia del Sacramento.

Alfonsina Storni 1938...-
He tomado tres poesías del año 1938, que hilvanan en su temporalidad los senderos recorridos de su vida, que dan cuenta de testimonios testamentarios de su último año de vida.
Como señala M. Khan "El pasado y el futuro están simultáneamente reflejados en el presente”.
El orden en que fueron escritas es el siguiente:
1) A Horacio Quiroga (Febrero de 1938)
2) La Colonia a medianoche (Agosto 1938, Colonia del Sacramento)
3) Voy a dormir (25 de octubre de 1938, Mar del Plata)
Agrego, a éstas, en último término:
4) “Palabras a Delmira Agustini"
Que no la incluyo en 1938, por desconocer en que año la escribió, la transcribo al final del trabajo.
La construcción que haré sigue otros cánones cronológicos, donde el orden en un desorden da cuenta de otros sentidos.
La poesía de agosto de 1938, da cuenta de un hecho no consumado aún, que pasa a ser testigo, del acto que sesgó su vida, ya casi perdida.
El 20 de mayo de 1935, había sido operada de un cáncer de seno, el que continuó minando su vida, provocándole un gran sufrimiento.

Un hallazgo
Con motivo de conmemorarse los 90 años de la fundación del Liceo de Colonia del Sacramento (1912-2002), se me encomendó investigar acontecimientos, alumnos, y generaciones, así como eventos importantes, de allí surge un texto “Andamios de la memoria: El viejo Liceo”, que fue motivo de una conferencia en la Casa de la Cultura.
En la búsqueda, seguí los rastros de mi memoria, me arriesgué a buscar en la Biblioteca Nacional documentación sobre el tema y es allí que encuentro una poesía: “La Colonia a medianoche”, de Alfonsina Storni, agosto de 1938 (como reza al pie) en el periódico “Faro” (p.11, No 9, agosto 1955) que publicábamos los estudiantes liceales. El que la incluye, al final, entre paréntesis escribe “Que vivió en Colonia”.
Ella pasaba largas temporadas en la casa de su amiga alemana Sofía Kusrow, que vivía en el Real de San Carlos. Habían sido compañeras en Buenos Aires en el Colegio Labarden. Vivió en tres casas diferentes de su amiga, actualmente una se halla destruida. La Intendencia Municipal declaró el lugar de “Interés Histórico”, y restauró dos de ellas.
Esas trazas trajeron a mi memoria “lo que mi padre me relató de sus encuentros con Alfonsina”. En ese entonces él era Encargado del Correo, separaba todas las cartas que le iban dirigidas, ya que venía a buscarlas cada pocos días, antes de que llegara hacía retirar del mostrador a todos los empleados y se las entregaba personalmente. Ella apreciaba esa deferencia.
Me la describió como “muy pequeña y envejecida, desmejorada, se notaba que estaba muy enferma”, en ese entonces tenía 46 años.
El veintiséis de enero de 1938, en Colonia, Uruguay, Alfonsina recibe una carta en el correo, que se la entrega mi padre, con una invitación importante. En La Bibliografía que consulté (Salomé, 2006) consta que la recibió en Colonia.
El Ministerio de Instrucción Pública ha organizado un acto que reunirá a las tres grandes poetisas americanas del momento, en una reunión sin precedentes: Alfonsina, Juana de Ibarbourou y Gabriela Mistral. La invitación pide «que haga en público la confesión de su forma y manera de crear»".
Tiene que prepararse en un día y, llena de entusiasmo, escribe su conferencia sobre una valija que ha puesto en las rodillas. Divertida, encuentra un título que le parece muy adecuado: «Entre un par de maletas a medio abrir y las manecillas del reloj» (texto citado por varios autores).

Las poesías...
Me referiré a ellas siguiendo un hilo conductor, como en un après-coup, de sus reflexiones vivenciales que marcan el camino de su opción final: el suicidio.
Privilegio en primer término: “La Colonia a medianoche” (Agosto), luego “A Horacio Quiroga(Febrero) y “Voy a dormir” (octubre 24), todas de 1938.
Transcribo la publicada en el periódico Estudiantil “Faro” (1955), al pie consta la fecha en que fue escrita:

La Colonia a medianoche.”
[4]
Abre una brecha en mi pesado sueño
Largo puñal de luna; las estrellas
Alucinadas, rotas, desparraman
Una harina de magia sobre el campo

¿Quién del lecho me empuja hacia el sendero
de encapuchados y me lleva al río
que aterroriza el blanco campanario?.
Alza Colonia, allá, su negra punta
que hiende el agua y mi callado paso
el sumergido canto no perturbe,
de las aves; ¡qué círculos , Dios mío!

Ay, ya rompe cáscara de tierra
Y caminan insomnes a mi lado,
Lunados brotes, los conquistadores.
Alfonsina Storni. (Que vivió en Colonia) (agosto 1938, Colonia del Sacramento)

Reproduzco esta estrofa:
“¿Quién del lecho me empuja hacia el sendero
de encapuchados y me lleva al río
que aterroriza el blanco campanario?”
Se vislumbran y quedan en ese momento “impresas la realidad psíquica y la realidad fáctica”, (me empuja hacia el sendero) en una poesía con caracteres oníricos (¿Quién del lecho...)
Freud señalaba en 1938 que: “La espacialidad acaso sea la proyección del carácter extenso del aparato psíquico”, como lo vemos en estos fragmentos.
Alfonsina, ya anunciaba su suicidio, podría haber sido su lecho de muerte este Río que bautizó de “color de la cabellera del león” .
[5]
Dos meses después, estos versos, donde la “temporalidad” deja su marca, en la “presentificación del futuro” sellan la realidad, entran en él “pasado” dando cuenta de la “historia”.
La historia de la Colonia, también tiene su impronta presentificando el pasado como se ve en este fragmento:
“Y caminan insomnes a mi lado,
Lunados brotes, los conquistadores
La otra escena, la del futuro se ve homologada a través del lugar; pero es el Río y no el Mar bravío aún. Poeta hasta el final no fue en EL Río de la Plata, sino en El “mar” de Mar del Plata.
Estamos acá frente a una producción poética que cabalga entre el sueño y la creación literaria, en una clara diferencia al poema que le dedica a Quiroga.

Horacio y Alfonsina
Se omite mucho en las reseñas de varios autores el vínculo amoroso que mantuvieron durante algún tiempo alrededor de 1919-1922. El motivo de la separación fue la negación de Alfonsina de irse con él a Iviraromí (San Ignacio, Misiones, zona de Jesuitas).
Transcribo el poema a Horacio Quiroga luego del suicidio de éste el 18 de febrero de 1937 con cianuro, ya que sufría los estragos de un cáncer.
Ella se lo dedicó al cumplirse un año de su muerte (febrero de 1938) versos conmovedores ya que presagian su propio final:
“A Horacio Quiroga”
[6]
Morir como tú, Horacio, en tus cabales,
Y así como en tus cuentos, no está mal;
Un rayo a tiempo y se acabó la feria…
Allá dirán.
Más pudre el miedo, Horacio, que la muerte
Que a las espaldas va.
Bebiste bien, que luego sonreías…
Allá dirán

Alfonsina Storni (febrero 1938)
En esta poesía desarrolla un dialogo interior con Quiroga con características de un yo especular, que opera como el doble, se lo dice al otro yo-mismo.
Este texto hace una clara la alusión a un texto que H. Quiroga escribió a los 17 años, fechado por él en setiembre de 1896, tres meses antes de cumplir sus 18 años, sobre “El suicidio”.
Reproduzco aquí, los últimos párrafos del texto donde fundamenta la opción del suicidio, frente al sufrimiento, que comparte Alfonsina en un dialogo de resonancias intertextuales:
“El Suicidio” de Horacio Quiroga (1879 -1937)
“.... Para mí, el suicidio sigue inmediatamente a la desgracia. El arruinado se mata cuando su casa quiebra. El enfermo se mata cuando llanamente comprende que su mal no tiene cura y que entre sufrir y no sufrir es fácil la elección.-”
(Aldo Mazzuchelli, extraído de un texto de Gustavo Espinosa, publicado en Insomnia, Nº 115).
Quiroga en las siguientes líneas del epistolario a Martínez Estrada
[7], en un diálogo, (p.154) alude en la autorreflexión como se describe:
...“Verso, prosa; a uno y otra, va a desembocar el sobrante de nuestra tolerancia psíquica. Pues vivídas o no, las torturas del artista son siempre una, relato fiel o amigo leal, ambos ejercen de pararrayos a estas cargas de alta frecuencia que nos desordenan. Desorden psíquico: voilà."
[8]
Durante 1938 Alfonsina, con su salud muy menoscabada, lo pasa en Colonia hasta mediados de octubre, que retorna a Buenos Aires, trasladándose a Mar del Plata el 18 de octubre, como lo relata en una “Entrevista” su hijo[9] (2003) en el día en que se despidió. El martes 25 a la 1 de la madrugada “se precipita en el mar desde la escollera”, palabras de su hijo, fundamentadas en que allí se encontró “un zapato”.
Su última poesía la escribe el día 24 de octubre 1938 en que resuelve su final, esa misma tarde la envía al diario “La Nación” (Entrevista a Alejandro Storni), que fue publicada al otro día con la nota necrológica.
Su vida y su muerte fueron una manera de crear.-
Ésta lleva por título:

“Voy a dormir”
Dientes de flores, cofia de rocío,
manos de hierbas, tú nodriza fina,
tenme prestas las sábanas terrosas
y el edredón de musgos escardados.

Voy a dormir, nodriza mía, acuéstame.
Ponme una lámpara a la cabecera;
una constelación: la que te guste;
todas son buenas; bájala un poquito.

Déjame sola: oyes romper los brotes...
te acuna un pie celeste desde arriba
y un pájaro te traza unos compases

para que olvides... Gracias. Ah, un encargo:
si él llama nuevamente por teléfono
le dices que no insista, que he salido...

Estas dos últimas estrofas, al preguntarle la entrevistadora a Alejandro Storni a quien se refería, dijo que su madre se las dirigía a él...-

Al pie de la poesía leo en la pantalla:
¡¡¡Necesita ayuda parece que está escribiendo una carta!!!
Mensaje emitido por la computadora, que aparece en la pantalla, cuando estoy terminando de copiar el texto. ¿Respuesta a un pedido de ayuda? ¿POESÍA...CARTA?”
En 1938 publicó “Antología Poética”, con poesías inéditas.
Encontré a través de varias citas la siguiente poesía, de la cual no tengo la fecha de su escritura, creo que alcanza en el aquí y ahora una imagen precursora de sí misma. Al no contar con la fecha, no puedo relacionarla a su enfermedad.

“Palabras a Delmira Agustini” .
[10] (1886-1914)
“Estás muerta y tu cuerpo, bajo uruguayo manto,
Descansa de su fuego, se limpia de su llama.
Sólo desde tus libros tu roja lengua llama
Como cuando vivías, al amor y al encanto.

Hoy, si un alma de tantas, sentenciosa y oscura,
Con palabras pesadas va a sangrarte el oído
Encogida en tu pobre cajoncito roído,
No puedes contestarle desde tu sepultura.

Pero sobre tu pecho, para siempre deshecho,
Comprensivo vigila, todavía, mi pecho
Y si ofendida lloras por tus cuencas abiertas,

Tus lágrimas heladas, con mano tan liviana
Que más que mano amiga parece mano hermana,
Te enjugo dulcemente las tristes cuencas muertas
.”
Alfonsina Storni (año desconocido)

Pero si, me llaman la atención los siguientes versos, que extraigo del contexto. A ella la lleva a la muerte su enfermedad, el pecho deshecho.
En un pasado, cualquiera que sea, es una descripción que prefigura ese futuro, que a lo mejor ella vislumbrara, “ser testigo de su propia muerte”.
“Pero sobre tu pecho, para siempre deshecho,
Comprensivo vigila, todavía, mi pecho ...”
Ese pecho “comprensivo vigila” que supo amamantar a su hijo natural Alejandro Alfonso Storni, nombre completo, que no todos los autores sobre su obra toman.
A Alfonsina le fue dado el nombre del padre en “femenino”, su padre se llamaba Alfonso Storni. Queda oculto el nombre del padre de su hijo, ya que así ella lo resolvió. Su hijo con esta nominación, aparece como hijo de su propio padre. Mantuvo la línea genealógica, a través no sólo del nombre sino del apellido, probablemente apelando también al derecho femenino del apellido. Aspectos que muestran un telescopaje generacional; “abuelo, padre, hija, madre”.
Su hijo Publicó sus Obras Completas en 1990.

Bibliografía
1. BLAZQUEZ, Eladia y Héctor NEGRO.- Tango dedicado al Viejo Café Tortoni. Entrevista con Alejandro Storni, hijo de Alfonsina Storni, en el café Tortoni, el 16 de agosto de 2002. Asisten: Alejandro Storni, PT: Perla Taá – Directora AMR: Ana María Ruschioni – .
2. GREEN, A. (1992) "La déliaison". Ed. Les Belles Lettres, Paris.
3. FREUD, S. [1938] (1941) "Conclusiones, ideas, problemas". Vol. 23 AE. Bs.As.
4. HELMMAN, Lillian. (1974 inglés, 1977 español) "Pentimento". Librería Editorial Argos, S.A. Barcelona
5. HEMERSON KLAPPENBACH. “El sol se va a Buenos Aires” Poesía.
6. LÓPEZ JIMÉNEZ, Ivette, (2002), "Julia de Burgos. La canción y el silencio", San Juan de Puerto Rico, Fundación Puertorriqueña de las Humanidades. (cita de Salomone, poesía de A. Storni: Palabras a Delmira Agustini)
7. KHAN MASUD R., (1975) “De la nullité au suicide”. N.R.P Figures du vide. Nº11 P.155, France.
8. MARTÍNEZ ESTRADA, Ezequiel. (1968) “El Hermano Quiroga" y "Cartas de Horacio Quiroga a Martínez Estrada". Arca Ed. Montevideo.
9. MAZZUCHELLI, Aldo (Extraído de un texto de Gustavo Espinosa).
10. PORRAS, Luz M. (2000) "Una puesta en escena: H. Quiroga, (1879-1937)" Mesa redonda coordinada por Centro de Intercambio de la Asociación Psicoanalítica del Uruguay sobre la obra teatral "Pasado amor/Amor pasado", integrada por el autor Víctor Manuel Leites, el Director Luis Vidal, la psicoanalista Luz M. Porras (11de agosto de 2000). Inédito.
11. —(2002) “Andamios de la memoria: El viejo Liceo (1912-2002)” Conferencia dictada en La Casa de la Cultura en Colonia del Sacramento. Inédito.
12. QUIROGA, Horacio (1879-1837) “El Suicidio” de Setiembre de 1896 – Tomado de Insomnia, Nº 115 (fragmento).
13. SALOMONE, Alicia N. (2006) "Alfonsina Storni. Mujeres, Modernidad y Literatura". Buenos Aires, 1ª. Ed. Corregidor, 2006.
14. STORNI, Alfonsina. (1984) "Poesías: Antología poética". Ediciones Busma, 3ra. Ed. Madrid España. (1938) "La Colonia a medianoche". (agosto 1938). Publicada en “Faro” Periódico Estudiantil del Liceo Departamental de Colonia. 1955.
15. —(1999), "Obras. Poesía". Tomo 1, p. 295, Delfina Muschietti (editora), Buenos Aires, Losada
16. —“Palabras a Delmira Agustini” (cit. López Giménez 2002), extraída de "Obras, poesía" (1999), Tomo I, Ed. Muschetti, cita de Alicia Salomé.


[1] Miembro titular de APU.. Br. Artigas 1414 Ap.101 Tel.: 707 2041.
[2] Tango dedicado al Viejo Café Tortoni, el más antiguo de Buenos Aires fundado en 1858, en la esquina de Rivadavia y Esmeralda.
[3] El título de este libro, escrito originariamente en inglés, sin traducción, es el mismo en la versión española. En el Diccionario de la Real Academia Española el término no figura.
Consulté otras fuentes, donde se señala que es un término utilizado en “el argot de los pintores”
cuando se arrepienten, y pintan otra cosa sobre la anterior, originariamente, es una palabra de la lengua italiana.
[4] Luis Carro, periodista coloniense señala que en su obra ”figuran dos sonetos dedicados a la ciudad de Colonia. En el año 1938, poco antes de tomar la trágica decisión de quitarse la vida en Mar del Plata, Alfonsina escribió el poema «Río de la Plata en arena pálida»." No conozco más que el título, resto con la duda si hará referencia al “soneto” que yo cito, pero el desarrollo de éste no sería acorde con el título, uno nomina a “Colonia” y el otro al “Río de la Plata”. Lo que sí confirma que fueron dos.
[5] En la Escuela Pública en Colonia las maestras enseñaban que Alfonsina había gestado esa adjetivación, que confirmé en la indagación entre mis amistades. Investigué en Montevideo, y no encontré a nadie que supiera de esa denominación del Río de la Plata, ni que haya sido creada por Alfonsina. A posteriori encontré alusiones al león en algunas poesías de Leopoldo Lugones.
[6] Luego de terminado este trabajo encontré diversas versiones de ésta, es más xtensa y además hay exclusiones con puntos suspensivos.
[7] “Cartas a Martínez Estrada", (agosto, 26, 1936, p154)
[8] “ … En alguna página (…) -la terminación de las palabras y las tildes se prologan en una rebuscada gota de tinta que dibuja una lágrima.” Señala Rodríguez Monegal (p30 n.22).
[9] Entrevista a Alejandro Storni:
http://abc.gov.ar/paginaescuela/0111pp0062/alfonsina/asentrevtxt2002.html.
[10] Citada por Alicia N. Salomone p.157, extraída de López Jiménez p.43

Nota de C.A.:En la foto del grupo Anaconda, dirigido por Horacio Quiroga alrededor de 1924, vemos a éste (2º parado desde la izquierda) y a Alfonsina (3ª en agachada desde la izquierda).







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