14 de enero de 2015

La historia de los Museos y los Museos de la Historia



Carlos L. Abraira


El Louvre de París, el museo mas visitado del mundo en la actualidad

¿Qué es un Museo?
Según el DRAE Museo es el "lugar en que se guardan colecciones de objetos artísticos, científicos o de otro tipo, y en general de valor cultural, convenientemente colocados para que sean examinados", y también "Institución, sin fines de lucro, abierta al público, cuya finalidad consiste en la adquisición, conservación, estudio y exposición de los objetos que mejor ilustran las actividades del hombre, o culturalmente importantes para el desarrollo de los conocimientos humanos".
Estos mismos conceptos integran la definición de Museo establecida por el Consejo Internacional de Museos, organización no gubernamental (ONG) creada en 1946 que trabaja a nivel internacional y aglutina a instituciones de carácter museístico y a profesionales de dicho campo, cuya principal sede está en París. Tiene como objetivo principal la conservación y la difusión del patrimonio cultural de la humanidad, conocida internacionalmente por la sigla de su nombre en inglés: International Council Of Museums, ICOM), "Institución  permanente, sin finalidad lucrativa, al servicio de la sociedad y su desarrollo, abierta al público, que adquiere, conserva, investiga, comunica y exhibe para fines de estudio, educación y deleite, testimonios materiales del hombre y su entorno
En la definición del DRAE aparece explícitamente la palabra colección, concepto que también figura implícito en la del ICOM cuando dice "testimonios materiales".

¿Qué es una colección?
Cuando los homínidos unieron a su memoria y su curiosidad, condiciones heredadas y mejoradas de sus ancestros animales, la razón, la imaginación y la capacidad de pensar de una manera abstracta y de trasmitir esos pensamientos, se convirtieron en homo sapiens. Adquirieron entre otras la capacidad de analizar, es decir de reconocer en los objetos sus partes y cualidades y conocer así su esencia.
Entonces, motivados por su insaciable necesidad de saber, fueron desmenuzando analíticamente a la Naturaleza. Aprendieron a encontrar similitudes en esas cualidades y propiedades estableciendo abstractamente clases de objetos, a contarlos dando origen a los números y en su incipiente lenguaje los nombres y los artículos comenzaron a tener plural (los dedos, los árboles, las estrellas, las flechas, los tigres). Esta natural propensión a la búsqueda de analogías les permitió reunir algunos grupos de objetos similares, ya fuera porque les eran útiles o simplemente porque les agradaban.
Juntaban colmillos de jabalí para hacerse un collar o plumas de quetzal para adornar su cabeza con fines religiosos y/o estéticos. Aquí la expresión "juntaban" indica lo mismo que queríamos decir en la infancia cuando "juntábamos" figuritas o en la playa "juntábamos" caracoles; queríamos significar que buscábamos a unos en los diferentes "chocolatines" y a los otros en la arena donde se hallaban dispersos, los recogíamos y los reuníamos, los colocábamos en el mismo lugar; en suma, los recolectábamos y con los productos de esa re-colección formábamos una "colección".
El coleccionismo es entonces una afición común en los seres humanos, aunque estos la posean en distintos niveles, y su producto es la colección. Nuevamente acudimos a la ayuda del DRAE, que define así a "colección": "Conjunto ordenado de cosas, por lo común de una misma clase y reunidas por su especial interés o valor".
Cualquier clase de objetos ha dado lugar a la formación de colecciones, algunas muy curiosas, con nombres casi extravagantes, como la Filolumenia (colección de cajas de fósforos), la glucosbalaitonfilia (colección de sobres de azúcar).
Pero las colecciones son sólo eso, un mero conjunto de objetos de determinada categoría, ordenados y fichados en mayor o menor grado. Sin embargo, constituyen la base y el fundamento de los museos.

Origen de los Museos

La palabra museo tiene una sugestiva etimología que, como suele suceder, ayuda a comprender el concepto que encierra su significado. La etimología, especialidad creada por los griegos -¡cuándo no!; lo griegos, en lo que se ha dado en llamar el "milagro helénico", inventaron casi todas las disciplinas fundamentales del conocimiento: la lógica, la filosofía (que comprendía las ciencias), la historia (στορα, historía), la gramática, la filología, la retórica, la tragedia y la comedia…; y las que no inventaron las ampliaron enormemente, como la literatura, la poesía, las matemáticas, la física, la geografía, la cosmología, la medicina con especialidades (ojos, cabeza, dientes, vientre y hasta "enfermedades ocultas")…. Ya el poeta Píndaro, a comienzos del siglo V a.C., estudió la etimología de varias palabras.
Según el DRAE, museo viene del latín musēum, y éste del griego mouseion (μουσεον), nombre que recibía  la "casa de las musas" es decir, el templo donde se adoraban las Musas y que estaba dedicado a los estudios y actividades que las musas representaban.

¿Quiénes eran las musas?
Las nueve musas canónicas: (de izquierda a derecha) Clío, Talía, Erato, Euterpe, Polimnia, Calíope, Terpsícore, Urania y Melpómene. Dibujo de un sarcófago en el Museo del Louvre.

Aquellos de ustedes que hayan estudiado algo de mitología griega, habrán comprobado lo complicada que es, la cantidad de dioses, semidioses o héroes, mitos y leyendas que la componen. Al mismo tiempo habrán observado que su intrincada organización no es una sola, ya que distintos autores, en distintos lugares y épocas, difieren en muchos detalles. Pero por encima de esto, lo que a primera vista puede parecer un complicado enrejado azaroso y arbitrario, no lo es. Para los griegos nada era producto del azar, todo estaba destinado por las Moiras (las Parcas latinas) que marcaban hasta el destino de los propios dioses.
Cada dios o semidiós dominaba y protegía un ámbito determinado de la estructura del mundo y sus elementos, y había un dios para cada cosa. De sus múltiples uniones nacieron dioses -o semidioses cuando la unión era con humanos- que heredaban de sus padres las características que determinan sus espacios de dedicación y protección.
Dos de las teogonías (Θεογονία, theogonía, literalmente origen o generación de los dioses) más completas y seguidas por los griegos fueron la de Homero y la de su casi contemporáneo Hesíodo. Este último, en una de sus obras poéticas más importantes, llamada justamente Teogonía, describe a las nueve Musas, que son: Clío, Euterpe, Talía, Melpómene, Terpsícore, Erato, Polimnia, Urania y Calíope.

Clío: Musa de la epopeya.
Euterpe: Musa de la música.
Talía: Musa de la comedia.
Melpómene: Musa de la tragedia.
Terpsícore: Musa de la danza.
Erato: Musa del arte lírico de la elegía.
Polimnia: Musa de la retórica.
Urania: Musa de la astronomía y de la astrología.
Calíope: Musa de la elocuencia y de la poesía épica.
Como puede observarse, las Musas no eran las diosas de las artes, como se cree comúnmente; no había una Musa de la escultura ni de la pintura, por ejemplo.
En su origen, entonces un Museo era un templo en honor a las Musas, un lugar sagrado que ellas frecuentaban y donde bajo su amparo los artistas y sabios se dedicaban a sus tareas, inspirados o provocados por ellas (por eso los poemas comienzan muchas veces con un ruego a las Musas solicitando que les concedan su acción inspiradora). Dice Hesíodo en el Proemio de su Teogonía: "¡Salud, hijas de Zeus! Otórguenme el hechizo de su canto" y Homero comienza su Ilíada con la célebre imploración: "Canta, oh diosa, la cólera del Pélida Aquiles" (lo llamaban pélida por ser hijo de Peleo, tal vez por eso se pasó la vida peleando…).
Más tarde, en el siglo III a.C. Ptolomeo I hizo construir en Alejandría un Museo dedicado al desarrollo de todas las ciencias y que además se utilizaba para las tertulias de los literatos y sabios que vivían allí. En aquel Museo se fue formando poco a poco una importante biblioteca: ni más ni menos que la Biblioteca de Alejandría.
Otras polis comenzaron a guardar obras de arte en sus templos. Delfos, la polis de los oráculos, tenía una colección repartida en varias salas; el templo de Juno en Samos y la Acrópolis de Atenas estaban llenos de obras de arte. Los sucesores de Alejandro Magno trajeron desde los lejanos países conquistados esculturas de todas clases con las que embellecían las polis.
Roma siguió por el mismo camino. Nerón hizo traer de Delfos a Roma 500 estatuas para adornar su palacio imperial. Pero el objetivo era solo el de adornar. Recién en el siglo XVI los Medici se dedicaron a reunir antigüedades y echaron las bases del museo de Florencia. Otros príncipes continuaron la costumbre y así comenzó la historia de los museos.

Pero volviendo al origen, aquí viene lo más interesante de la etimología y la mitología griega con relación a las Musas. ¿Cuál es el origen de estas nueve diosas? Son hijas de Zeus, que subió -según Hesíodo- nueve noches al lecho sagrado de Mnemósine, la diosa de la memoria. La palabra mnémon (µνηµον) significa “lo que se recuerda”. De ella derivan: mnemotecnia, amnesia, anamnesis y amnistía. Y a través del latín memoria: memorable, desmemoriado, (in)memorial, memorándum, conmemorar, rememorar, reminiscencia y monumento.
Es decir, los museos eran -y son en su versión moderna- los templos de la historia, de las artes y de las ciencias, hijas de la memoria. Su misión es la de conservar y mostrar organizadamente los productos de cualquier actividad humana, constituyéndose, junto con las bibliotecas, hemerotecas y todas las demás -tecas, en  memoria de la Humanidad. La increíble sabiduría helénica determinó hace más de dos milenios su principal función.
Cada nación mantiene en sus museos colecciones que son parte del acervo que la distingue de otras, que enseña y conserva la memoria que en definitiva forma la identidad de su gente. No es accidental que cuando hay guerras los invasores se apropian de todos los archivos y colecciones que pueden secuestrar en los museos, intentando quitarlos de la memoria de los pueblos invadidos. 

Historía
Dijimos al principio que los griegos inventaron, entre tantas disciplinas, la historia. Concretamente, los inventores de la historia fueron Heródoto y su continuador Tucídides en el siglo V a.C. ¿Pero cómo -dirán algunos de ustedes- antes de ellos no se consignaban los acontecimientos, acaso no hay listas de faraones egipcios o de reyes de Babilonia? Sí, existían muchas narraciones de hechos aislados, muchas veces mezclados con mitos, pero la diferencia es que Heródoto realiza una descripción global de los hechos basado en testimonios recogidos por él mismo, ya sea porque los presenció, por narraciones de testigos que recogió personalmente o por fuentes que selecciona de acuerdo a la confianza que le merecen. 
Heródoto realizó su obra Historias (Historiai, στορίαι) -la primera obra griega en prosa que nos ha llegado- hacia el año 444 a.C., dividido en nueve libros dedicados cada uno a una de las Musas.
Historiai significa literalmente pesquisa, exploración, información, así como el resultado de la investigación.
Ese es el motivo por el cual existen museos denominados de "historia natural" (en nuestro país hay uno). Cuando yo iba al liceo, la materia que ahora se llama "biología" era "historia natural", vieja tradición que viene desde muy antiguos tiempos. Plinio el Viejo en el año 77 de nuestra era escribió la Naturalis historia (Historia natural), monumental enciclopedia en 37 libros. ¿Se trata de disciplinas  donde se estudia la historia cronológica de la naturaleza? No, aquí "historia" mantiene el significado original: resultados de la investigación.
Para terminar, entonces, diremos que un museo se nutre de colecciones de objetos físicos, como seguramente sucederá con los Museos del Fútbol y del Periodismo programados; la tarea que ha emprendido el Proyecto de Pago a Pago, "colecciona", recoge testimonios, objetos intangibles de la memoria.



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